El cinematógrafo

Las películas cinematográficas nos dan una sensación de vida real, y a cualquier espectador le parece lógico que esto suceda. Los movimientos son suaves, no tienen brusquedad, y el público se sentiría defraudado si las imágenes oscilaran o los movimientos se realizaran a saltos. Esto se admitía como cosa normal en los tiempos heroicos de la industria cinematográfica, pero en la actualidad no hay causa para ello. En una película moderna, la sensación de movimiento tiene que ser continúa; una persona paseando por una habitación debe aparecer como si realmente estuviera caminando y no como un grotesco muñeco.

Pero todo esto es una ilusión óptica, y no existe tal cosa en una cinta cinematográfica real. Si el obturador de la máquina se abre, y se mantiene así durante mucho tiempo, percibimos, por ejemplo, una sola imagen de un hombre conduciendo un coche, que aparece como una mancha esfumada, mostrándonos como se ha desplazado la figura del coche en la película. No aparece como una imagen en movimiento. Si queremos que el coche se vea nítida y claramente, debe tomarse una foto con el obturador abierto durante un tiempo mínimo. A esta foto le siguen otras en rápida sucesión. Cada foto del coche está representada por una dispositiva y, cuando estas diapositivas se proyectan en una pantalla rápidamente, una detrás de otra, se consigue el efecto de una película cinematográfica. Si las diapositivas son observadas con suficiente rapidez, parece que el coche se mueve sobre la pantalla.

En realidad, debería aparecer como si avanzara una pequeña distancia y quedara un momento parado antes de un nuevo avance, ya que esta es la forma en que las diapositivas se proyectan. La persistencia de la visión en el ojo complementa los intervalos y hace que el conjunto sea real.

El ojo no olvida instantemente la imagen que ve, sino que tiene una especie de memoria y la imagen desaparece gradualmente. Eso se puede comprobar con un cigarrillo encendido en una habitación oscura. El extremo del cigarrillo emite un resplandor rojo apagado que hace visible la forma de dicho extremo. Pero si se toma el cigarrillo y se describen círculos rápidos con él, se observa un círculo completo de luz roja. Es obvio que se trata de una ilusión óptica, pues el cigarrillo solo puede estar en un lugar en cada instante. Cuando el círculo se ha cerrado, el ojo recuerda todavía donde estaba el cigarrillo en un principio. Poco tiempo después, el círculo desvanece, a medida que el ojo "olvida". Si se enciende la luz, el ojo "olvida" muy rápidamente, y no se perciben círculos si la luz es muy fuerte.

La memoria del ojo es más reducida con iluminación intensa.

Normalmente, las salas de proyección están en penumbra, y las transparencias aisladas se proyectan en rápida sucesión, para que aparezcan como una imagen continua. El ojo no puede fundir en todo menos de doce imágenes por segundo. A doce imágenes por segundo, la serie de transparencias aparece como una imagen continua, pero es confusa e irrita los ojos. En los primeros tiempos del cine, se pasaban las películas a 16 transparencias o cuadros por segundo. Entre imagen e imagen, la luz se corta brevemente mediante un obturador; luego, en realidad, el ojo puede ver 48 imágenes por segundo, y no tiene dificultades para complementar los intervalos, puesto que las funde en un conjunto único.

Es difícil averiguar cuándo comenzó el cinematógrafo. Existe mucha confusión acerca de los primeros descubrimientos, que incluso una larga o costosa serie de pleitos no ha podido aclarar. Hacia la mitad del siglo XIX funcionaban muchos "juguetes y dispositivos interesantes que producían la sensación de movimiento. El Zeotropo consistía en u tambor con una serie de aberturas verticales en su mitad superior. En el interior de la mitad inferior iba una serie de dibujos, cada uno ligeramente diferente del anterior. Al girar el tambor, las aberturas pasaban ligeramente ante el ojo, que transmitía, a través de ellas una sensación efectiva del movimiento.

También eran corrientes los libros con hojas que pasaban rápidamente y que tenían una imagen algo diferente en cada una de ellas. Ningún muelle o embarcadero estaba completo sin su mutoscopio, en el que, por una moneda, se podía ver una película girando una manivela.

Aunque las transparencias rígidas se pueden emplear para proyectar películas, tienen muchos inconvenientes. Siempre existe el riesgo de que se altere su orden y presentar serios problemas de almacenamiento. Actualmente, en lugar de transparencias aisladas se usan cintas de película flexible, sobre las que se suceden las imágenes; con ello se evita el peligro antes señalado. La película se puede arrollar en un carrete, para almacenarla. Al principio, estas cintas se fabrican con nitrato de celulosa, pero como tendían a encogerse o hincharse con la humedad, y eran muy inflamables, en la actualidad se han reemplazado por triacetato de celulosa, que tiene mejores propiedades. Las primeras películas eran mudas, aunque se las solía acompañar con ejecuciones en un piano para animarlas con la música. Poco después, la banda sonora de las películas se grabó sobre discos gramofónicos, que tenían una duración de un cuarto de hora. La grabación del sonido en la banda lateral de la película es una conquista del siglo XX.

Cámaras de cine

Indispensablemente, una cámara de cine debe ser un instrumento de alta precisión, capaz de funcionar si errores. cada vez que el obturador se abre par tomar una fotografía, la escena se registra en un trozo de cinta menor de tres centímetros cuadrados de área. El mas leve movimiento de la película mientras se toma la fotografía , la utiliza por completo. Si una película de un hombre fumando tranquilamente sentado en una silla se fotografía con defectos, al proyectarla en una pantalla de siete por cinco metros, tanto el hombre como la silla aparecerán danzando de arriba a abajo. Cuando se proyecta la película, los defectos se amplían considerablemente. Por tanto, toda alteración, por pequeña que sea, debe evitarse con lo posible. Cuando se toma la fotografía, la película debe mantenerse perfectamente rígida y quieta en el recuadro. Una vez expuesto, este trozo de cinta se arrolla y el próximo ocupa su lugar, firmemente sujeto, mientras el obturador se abre de nuevo para tomar la próxima vista. Como la película pasa solo una vez a través de la cámara, debe mantenerse fija mediante un procedimiento riguroso. No es posible recurrir a un motor o un mecanismo de transmisión que trabaje de manera intermitente , haciendo avanzar la película, deteniéndola para tomar la fotografía y hacerla avanzar de nuevo. En realidad, el motor gira continuamente, arrollando la película en un carreta y desarrollándola del otro; pero la película se dispone de forma que quede un lazo de cinta encima y debajo del punto donde se fotografían las imágenes. Un mecanismo de uña es el que produce el movimientos intermitente en el punto en que se toman las fotografías. La palanca que porta la uña o uñas se mueve de forma que encaja en un agujero de la banda lateral de la película, la hace avanzar el recuadro donde se toma la fotografía y la deja quieta durante unos instantes. La punta de la uña está cuidadosamente diseñada, para que encaje con precisión en el agujero de la película. Así se evitan los movimientos indeseables de la película. En realidad, las cámaras profesionales van equipadas con un sistema de dos uñas, y cada una actúa sobre un lado de la película.

El proyector

El movimiento de la uña utilizada en la cámara dañaría, con seguridad, la película si se usara en un proyector para pasar la cinta una y otra vez. Las películas deben tener una vida larga y no han de sufrir daños después de exhibirlas en una o dos salas cinematográficas. Pero no es la uña la que guía la película a través del proyector, sino una rueda con dieciséis dientes cuadrados, que engranan en las perforaciones o agujeros laterales de la cinta. Aproximadamente, la cuarta parte de los dientes engrana a un tiempo; así, comparten ente ellos la tensión y ninguna de las perforaciones corre el riesgo de dañarse.

por Felipe Gonzalez