Cuando la lente de una cámara fotográfica se ilumina y se mueve en ambos sentidos, de modo que pueden verse las reflexiones de sus superficies, parece tern un débil color púrpura. Las reflexiones de luz azul purpúrea producidas por la lente, proporcionan a esta cierto parecido con la superficie de una ciruela de color azulado. Se dice que la lente ha sido revestida (tratada), es decir, sobre sus superficies se ha depositado una capa delgada de fluoruro de magnesio. No se trata de que se haya fabricado la lente con vidrio teñido de color púrpura. A través de un vidrio coloreado de púrpura, todo se ve de este color, porque solamente transmite la luz púrpura. En cambio, a través de una lente tratada pueden verse todos los colores.
En realidad, lo que ocurre es que la superficie de una lente tratada refleja parte de la luz púrpura, aunque permite que a través de ella pasen todos los colores del espectro. Las lentes son tratadas para hacer la imagen brilane y darle mejor contraste. Con el recubrimiento de la lente pasa más la luz a través de ella y refleja menos en la superficie. Los vidrios no tratados producen una imágen debil y algo apagada. El recubrimiento de las lentes, en lugar de debilitarla, la hace mas viva y, al reducir las pérdidas por reflexión, mejora mucho el contraste. Este tratamiento se ha convertido en una práctica corriente para todas las lentes de cámaras fotográficas y para las de los binóculos. Se practicó después cuando sus lentes envejecía y se coloreaban con las impurezas del aire.
La capa de fluoruro de magnesio depositada sobre la superficie se ajusta cuidadosamente, para que su espesor sea de un cuarto de la longitud de onda de la luz. La luz puede tener distintas longitudes de onda. La roja tiene longitud de onda más larga, y la violeta, en el otro extremo del espectro, la mas corta. Se procura que el espesor de la capa corresponda un cuarto de longitud de onda de la luz amarilla porque el amarillo esta en el centro del espectro y, por tanto, es el más representativo.
Sin tratamiento, la superficie de una lente puede reflejar el 5% de la luz que incide sobre ella, y transmitir el resto. Otro 5% se pierde por difusión, y más todavía por reflexión en la segunda superficie de la lente.
La luz que incide sobre la capa superior del depósito lo atraviesa, salvo una pequeña parte, que se refleja. Lo mismo ocurre en la cara inferior del fluoruro de magnesio. Allí, la mayor parte de la luz pasa al interior de la lente, aunque algo se vuelve a reflejar. Cuando esta luz reflejada por la superficie interior emerge del fluoruro de magnesio, ha recorrido exactamente media longitud de onda (de la luz amarilla) más superior. Las dos ondas luminosas reflejadas están e oposición de fase (completamente desfasadas). Como consecuencia, las ondas se interfieren y se anulan. Por lo consiguiente, la cantidad de luz reflejada disminuye considerablemente. Aunque las ondas se hayan anulado entre si, su energía no puede perderse. Esta vuelve a la luz que esta atravesando la lente. Por lo tanto, la mayor parte de la luz atraviesa ahora la lente, en lugar de ser reflejada en la superficie.
Este procedimiento fue diseñado para que funcionara correctamente en la parte central del espectro. No actúa muy bien para los colores de los extremos. Parte de a luz roja, azul y púrpura se pierde por reflexión. Esta luz reflejada es la que da a las lentes el aspecto purpúreo.
Algunas lentes especiales pueden tener un tratamiento de dos o tres capas, para evitar las pérdidas por reflexión de la luz roja y púrpura. Los espesores de estas capas se calculan de modo que se provoquen interferencias destructivas en los rayos luminosos de ambos colores.
Una lupa ordinaria no necesita ser tratada. Como solo tiene dos superficies reflectantes, las pérdidas son pequeñas. Además, sus superficies no están protegidas, y el roce puede gastar la película con mas rapidez si el propietario de la lente la limpia con frecuencia.
El tratamiento se hace, generalmente, en los sistemas de lente con muchas superficies, donde la luz pueda perderse por reflexión. Un binóculo puede tener hasta 14 lentes y cuatro prismas, sumando, en total, 36 superficies, donde a luz se pierde por reflexión. Sin tratamiento, puede perderse mas de la mitad de la luz. En cambio, con él se consigue que esta pérdida sea inferior al 10 por ciento. Mucho fabricantes tratan solamente las superficies internas, que están protegidas en la arenilla, del polvo y de los medios de limpieza. Las externas se dejan sin tratar.
Solo las lentes recién fabricadas y de buena calidad óptica resultan apropiadas para ser tratadas. No se practican el tratamiento con las lentes viejas, porque podrían estar rayadas por el uso y seria necesario pulirlas otras vez. Una lente debe estar absolutamente limpia en el momento de tratarla. Para conseguirlo, se sumerge en alcohol etílico y después se la coloca en una montura adecuada. Esta suele ser una lámina metálica triangular, con orificios del tamaño justo de la lente.
El fluoruro de magnesio recubre la lente por deposición en vacío. En vacío, el fluoruro de magnesio se evapora de una pequeña masa fundida y se deposita en las caras de la lente. Las monturas están colocadas en el interior de una campana de vidrio, dispuesta sobre una plataforma metálica, que contiene también la cápsula con el fluoruro fundido. Don bombas empiezan a evacuar el aire. Cuando se ha extraído la mayor parte de este y la presión es solamente de 0,0008 mm. de mercurio, la campana y las lentes se limpian de nuevo, mediante una descarga eléctrica producida por el salto de un arco eléctrico entre dos electrodos metálicos. Los iones que saltan de las superficies internas arrastran la suciedad restante. Cuando el bombeo continúa, las descargas se debilitan, hasta que, finalmente, dejan de producirse.
Una corriente fluye a través de la cápsula que contiene el fluoruro y la calienta eléctricamente. El contenido se funde y comienza la evaporación rápidamente, depositándose en la cara inferior de la campana y en las lentes. Se mantiene una luz eléctrica sobre las lentes y se vigila atentamente su reflexión. Cuando la capa del fluoruro aumenta de espesor, el color de la luz reflejada cambia del amarillo al malva, pasando por el malva amarillento. Cuando la luz reflejada es color malva, la capa posee suficiente espesor. Entonces se hace penetrar el aire en la campana. Una instalación para producir el vacío necesario para el tratamiento de lentes debe ser de las denominadas de alto vacío. Con ellas se consigue fácilmente reducir hasta 10 -7 milímetros de mercurio la presión del recinto en que se quiere hacer el tratamiento.
Una instalación de este tipo consta de un sistema de dos bombas: una rotativa (rotatoria) y una difusora.
Una bomba rotativa, con la que se consiguen vacíos de unos 10-3mm. de mercurio, consiste en una cavidad cilíndrica, inmersa en un baño de aceite, dentro de la cual gira un cilindro excéntrico como se indica en el esquema. El aire contenido en el espacio señalado con la letra A, que está en comunicación con la cavidad en la que se quiere hacer el vacío, se va comprimiendo cuando el cilindro excéntrico gira en la dirección de la flecha. Llegará un momento en que, ocupando solamente el espacio B, su presión será lo suficientemente grande como para que se abra la válvula C. La paleta deslizante D esta obligada a permanecer en contacto con el cilindro rotatorio, por la presión del resorte E. cuando se abre la válvula C, las burbujas de aire salen al exterior, atravesando el aceite. Si se pretende conseguir una presión inferior a 0 -3 milímetros de mercurio, como ocurre en el caso del tratamiento de lentes, es necesario también el empleo de una bomba difusora. En ella, un chorro de mercurio o de aceite especial, de tensión de vapor muy baja, se mueve rápidamente y barre las moléculas de aire que proceden del recipiente, arrastrándolas.